El trabajo que ustedes adelantan incuestionablemente tiene un impacto sobre los muchachos que asisten a sus programas y con ellos sobre el entorno social. Eso es obvio. Y eso sería de por sí más que reconfortante. Pero quisiera aprovechar esta oportunidad para evidenciar un aspecto que no por estar implícito es menos relevante: las implicaciones de este trabajo sobre ustedes mismos.
A través de los años he podido constatar que los jóvenes que se comprometen con la construcción de utopías, independientemente de que sus esfuerzos logren la totalidad de los objetivos propuestos, pues entre otras cosas, la deserción en los programas educativos en general es muy alta, se transforman a sí mismos de una manera cualitativa.
Existe algo imperceptible que hace que nunca puedan ser sometidos a la alienación del sistema. Estén donde estén siempre les acompañara la impronta que imprimió en su carácter tres características de su actividad: el hecho de trabajar al servicio de un ideal libertario, de hacerlo de forma voluntaria y de llevarlo a cabo colectivamente.
En algunos momentos, hasta pueden llegar a minimizarlas, a creer que son cosas de poca importancia pero no es así; Estas tres características constituyen elementos centrales del hombre nuevo. Y como sí lo anterior fuera poco poseen otra cualidad: no pueden olvidarse. Es algo así como aprender a montar en bicicleta. Siempre estará presente. No es algo de lo que podamos deshacernos. Marcara para bien todo su futuro. Aflorara con diferente intensidad en su trabajo profesional y en su vida familiar.
Continúen entonces ayudando a abrir camino para que la canción de Ataulpa Yupanqui se convierta en realidad: Hermano dame tu mano porque con tu mano y con mi mano, juntos seremos más.
GERMAN MARIÑO SOLANO
Educador Popular